La cardiotocografía (CTG) se ha convertido en un método generalmente aceptado para la vigilancia fetal durante el embarazo y el parto. Su objetivo es controlar el bienestar fetal y permitir la detección precoz de la sufrimiento fetal. Además, la CTG se utiliza cuando existen problemas de salud para la madre durante la última etapa del embarazo, como hemorragias, hipertensión arterial, parto prematuro, diabetes, colestasis, enfermedades renales o cardíacas. Si existen problemas de salud para el feto, este puede sufrir repetidamente insuficiencia de oxígeno y, como consecuencia, puede desarrollarse acidosis metabólica. Una lesión hipóxica grave puede provocar discapacidad del desarrollo neurológico y parálisis cerebral o incluso la muerte. La CTG se puede utilizar para diagnosticar la hipoxia y prevenir estos resultados adversos. Las enfermeras desempeñan un papel importante en la monitorización fetal, la detección y la intervención temprana en caso de sufrimiento fetal.