Los 18 relatos de esta colección hablan de la muerte más como sucesión de renuncias que como el último acto de una vida. Los personajes ven el final implícito en todo lo que hacen, tratando de encontrar refugio en el pensamiento o en el arte o en los juegos de palabras; otros recurren a vivir de espaldas al terrible desenlace soñando con lo eterno y lo inmortal, o amparándose en los mitos, lo paradójico y las identidades imaginarias; y por último, otros más sostienen que, si algo muere, no es más que porque otra cosa nace en su lugar. Lo que sí tienen en común todos ellos es su ineptitud para vivir con la intensidad que sería deseable, atormentados como están ante lo inevitable de la muerte.